lunes, 9 de junio de 2008

El amor del capo

Pensaba que la siguiente crónica iba ser un compendio sobre artículos exóticos tan placenteros como las alas de Isis, los conjuntos de mariposa o los pavos reales. Pues no: resulta que mis corresponsales en la sagrada Institución me cuentan que el mandado, el aspirante a capo, se soltó con una soflamita sobre "el deber del amor". Es decir, al guardían del amo, se le hincharon las venas porque supo de una reunión y salió con su melena y su singular sermón a pedir juramentos imposibles. Que si la Institución os ama, que si es incompatible este sentimiento con ciertas amistades. No contento con exponer su patetismo, inventó una historia que, probablemente, se repetirá cada noche en su antro solitario: ¿Quién está amenazado de muerte por defender a mi patrón? Yoooooo, porque, hijos míos, mirad que os tengo dicho que solo yoooooo, el gran descendiente de los nobles, os ama. ¿Así me lo pagáis?.
Cuidado: lo que parece reproche de abuela desorientada puede ser el comienzo de una venganza que sólo la maldad del ignorante es capaz de pertrechar. Grabadora en pie de guerra y recabación de pruebas. Sin relajo. El mono herido tiene una mala leche de primera. Y no digamos el que se esconde detrás de él.
P.D.: Animaros a jugar con la novela.