lunes, 13 de octubre de 2008

A veces, Oscar

A veces, decimos quiénes no somos. A veces somos quiénes no decimos. El tiempo se desviste lento, preciso y coqueto frente a nuestras dudas. Te irás de a poquito, sin ruido, sin presumir, sin estremecer al gris portero de tu finca pero las calles seguirán recibiendo el barro atroz de tu lluvia. Mientras, en tu rincón azul, seguirás proclamando lo que serás pero no deseas. Obligado a permanecer en nuestra carnal memoria, irás menguando, achicando espacios.
Tal vez, la suerte se alíe con tus afortunados y te regresen retales de lotería, tal vez seas. Tal vez nos pintes mejor esta estancia en el planeta.
Allá vamos, con prisa, ansiosos, con ganas de coser las pocas certezas obtenidas al dobladillo del mundo.
Oscar brinda: Cicuta para todos. La bebemos a sabiendas, con la certeza de los innombrables. Oscar sabe más que todos y todos lo sabemos.
Ahí va: por tí, hermano, compañero de la Gran Tragicomedia. El mundo es nuestro teniéndote a tí.